Cuestión de altura [Choutarou x Ayumi]

Holitaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Bueno aquí traigo el pedido de Ayumi, espero que le guste y al resto de lectores tambien. Espero haber captado bien la personalidad de los personajes y que la trama de la historia sea del agrado de Ayumi-chan, lo he hecho con todo el cariño para ti:



Ya habían terminado las clases, era joven, pues tan solo tenía dieciséis años, hacía buen tiempo y además el amor estaba de su parte, qué más se podía pedir. Ayumi Shishido tenía el pelo rosado al igual que las flores del cerezo, una piel fina y tersa que las mismísimas diosas bien podrían envidiar y unos ojos de color azul traslucido en los que cualquiera podría viajar a otro mundo con tan solo mirarlos. Y es que, a pesar de estar en la flor de la vida, había algo que no funcionaba realmente bien y el motivo era algo realmente insignificante para muchos, pero que para la pequeña Shishido era bastante grave.

Todos los días, cuando se levantaba de su cama empezaba a estirar para desperezar los músculos de su cuerpecito. Y así se estaba durante media hora. Sí, sí, has leído bien, media hora. El motivo de eso era su altura. Hacía cinco meses atrás no tenía ningún problema con su estatura, pues más o menos media lo mismo que el resto de chicas de su edad, pero toda esa obsesión llegó el día en que pasó a ser la novia formal de Choutarou Ootori, el compañero de dobles de tenis de su hermano Ryou.

Cuando iba a primero de secundaria la joven escuchó por primera vez el nombre de Choutarou, pues su hermano no hacía nada más que hablar de él, pero nunca lo había visto en persona, pues Ayumi no fue a Hyotei como su hermana Kenta y su hermano Ryou, sino que fue a Seigaku.

La verdad es que el recuerdo de su primer encuentro fue bastante cómico. Todo ocurrió cuando Ayumi acompañó a su hermano a un entrenamiento rutinario. Ryou realmente no quería que fuese con él a las canchas, porque no quería que lo molestase, pero finalmente tuvo que dar su brazo a torcer y dejar que la muchacha lo acompañase. Mientras su hermano entraba en las pistas de tenis, la chica de pelo rosa tuvo mucha sed así que fue a buscarse un Ponta de sabor a fresa a una máquina expendedora que había justo al lado de las canchas. Cuando se agachó levemente para coger la lata de refresco algo impactó con una fuerza sobrehumana en su cabeza. Tardó varios minutos en recobrar la conciencia y aún así le pareció ver pajaritos dando vueltas alrededor de su cabeza como sucede en los dibujos animados. Ryou estaba arrodillado junto a ella con semblante molesto.

- ¿Estas bien?- le preguntó.

Ayumi realmente no pudo contestar, aún estaba aturdida por el golpe, así que se limitó a contestar moviendo su cabecita hacia arriba y hacia abajo. De repente alguien con un aura angelical apareció ante sus ojos. En su rostro se podía ver el arrepentimiento y la vergüenza.

- Lo siento mucho, sin querer no controlé bien la fuerza de la bola- dijo el rascándose la nuca- Déjame que yo te invite a otro refresco - señaló la lata aboyada de la cual salía el líquido rosado que había sobre el rocoso suelo.

- Es por esto por lo que no quería que vinieras- añadió Ryou levantándose-. Y anda, tápate un poco.

La chica de los ojos azulados no sabía a qué se refería, por eso levantó un poco la cabeza y vio que su falda se había subido bastante dejando a la vista de todos su ropa interior con estampado de conejitos. Ahora entendía por que Choutarou estaba sonrojado y evitaba mirarla. Ayumi emitió un agudo chillido de frustración y de vergüenza. Había sido mala idea ponerse una falda para ir a las pistas de tenis, ya no lo volvería a hacer.

Pero, esa es una vieja historia y ahora en la actualidad, después de unos cuantos años desde que ocurrió aquello, era la novia formal del chico de cabello grisáceo. Habían tenido numerosas citas y en cada una de ellas su obsesión por la diferencia de altura se había ido acrecentando. Al principio estaba cegada por el amor y apenas le dio importancia, pero el día en casi consigue darle un besito en la mejilla, aunque fuera algo trivial, se dio cuenta que aquello no iba bien. Por mucho que se pusiera de puntillas su pequeño cuerpo no alcanzaba el rostro de su amado. A Choutarou no parecía importarle la diferencia de estatura, así que ella no le dijo nada, tendría que hacer lo posible para estar al mismo nivel que él, algo que no le resultaría tan fácil pues ella medía 1 metro y 62 centímetros mientras que Ootori medía 1 metro con 95 centímetros.

Desde aquel día preguntó a su madre métodos para crecer e incluso miró en internet y busco libros en la biblioteca de la ciudad. Leyó miles de cosas y algunas de ellas las utilizó. Empezó a beber vasos de leche para desayunar, merendar y para cenar, pero al cabo de una semana se dio cuenta que tan solo había crecido medio centímetro, así que decidió probar con otra cosa, eso sí, sin dejar de beber muchos y muchos litros de leche al día.

Con el poco dinero que tenía ahorrado se compró dos pares de zapatos con diez centímetros de tacón. Se los probó y quedó asombrada del resultado de estos. Además de hacer que pareciese más alta, estilizaba sus blancas piernas y eso le agradaba sobremanera. Ese día fue el que durmió mejor, pues por un momento se olvidó de su complejo de estatura.

A la mañana siguiente Ayumi se despertó relativamente temprano, se duchó con agua caliente y luego se secó el cabello con su secador de color naranja y con líneas azules. Cuando terminó se miró en el espejo y vio que su cabello estaba todo rizado. Al principio se asustó pues parecía una loca que se hubiese escapado del manicomio, pero después se quedó pensativa, pues con el pelo ondulado como lo tenía parecía que ganaba unos cuantos centímetros de altura. Quizá si lo arreglaba un poco, con algún broche quedaría mucho mejor.

Pues ya estaba ella delante de la puerta de su casa preparada para salir con Choutarou. Se había puesto un magnífico vestido de color rosa fucsia sin mangas que dejaban al aire sus blancos hombros, los zapatos que se había comprado el día anterior también de mismo color que el vestido y se había hecho una especie de tupé con su cabello ondulado que aumentaba su estatura unos cinco centímetros. Eso sí, antes de marcharse se había bebido un vaso de leche fresca.

Hacía unas semanas que no lo veía por los torneos de tenis y esperaba aquel encuentro con ansiedad. ¿Se daría cuenta de que era más alta? O ¿Se daría cuenta de lo mucho que se estaba esforzándose por estar con él? En tal caso tan solo tenía que esperar a que apareciese.

Al poco rato asomó una cabeza de pelo grisáceo, era Choutarou. A Ayumi le parecía que Ootori había crecido un poco más desde la última vez que lo había visto, pero lo negó, diciéndose a sí misma que era imposible que alguien creciera tanto, siempre hay límite ¿no?

Cuando estuvo lo suficientemente cerca él la agarró y la abrazó fuertemente. Ayumi sintió que si continuaba apretándola iba a morir asfixiada, pero no dijo nada, simplemente se limitó a corresponderlo y a sentir la suave piel de Choutarou contra sus desnudos brazos y a respirar el intenso aroma de la colonia de él. Ootori, al cabo de un rato la dejó con suavidad sobre el suelo y sonrió levemente sonrojado.

- Siento ser tan brusco, es que te extrañé mucho- dijo él mirándola fijamente con sus ojos castaños.

- Yo también- se limitó a decir Ayumi, después de todo continuaba siendo la misma chica tímida de siempre- Vayamos a dar un paseo.

Choutarou la cogió de la mano y un calor reconfortante recorrió todo el cuerpo de Ayumi, provocando que se sintiese un poco más segura de sí misma. Cuando pasaron por delante de un escaparate, vio su reflejo en el espejo, esta vez era distinto, su diferencia de altura no era tan abismal, pero la imagen tampoco agradó a la pelirrosada, pues con la ropa, el peinado y los tacones parecía mucho más mayor de lo que en realidad era. Además aquellos malditos zapatos la estaban matando. Sentía que si seguía caminando unos cuantos metros más sus pies empezarían a arder del dolor.

Llegaron a un pequeño, pero hermoso parque que estaba justo al lado de un pequeño estanque donde las personas podían mirar el atardecer sentados sobre el césped o un banco, o bien subirse en barcas solo para dos, muy típico entre las parejitas de enamorados, y charlar o hacerse arrumacos.

Choutarou y Ayumi optaron por sentarse en un banco de madera que estaba justo debajo de un árbol de Sakura. La chica aprovechó por quitarse los zapatos mientras estaban allí descansando.

- ¿Qué te duelen los pies?- preguntó el del pelo plateado.

- N…no- mintió ella nerviosa- ¿Por qué?

- Bueno desde hace un rato parece que caminas raro- dijo él mirándole los pies- Déjame darte un masaje.

- Me los compré ayer y aún no me he acostumbrado a caminar con ellos- susurró Ayumi señalando los zapatos de tacón.

- Parecen muy altos- Choutarou empezó a mover los dedos de sus manos en los pies de la chica de pelo rosa – La verdad es que Ayumi estas muy distinta a la última vez que te vi.

- ¿Eso crees?- preguntó ella avergonzada.

- Si- respondió él – tu pelo es distinto, tu ropa también y tus zapatos… es como si me hubiese perdido algo… como si ya no te conociera- explicó Choutarou- Aunque no estoy diciendo que tu ropa nueva te quede mal, todo lo contrario.

- Yo solo lo hice para agradarte- replicó ella.

- ¿Agradarme? ¿Por qué?

- Porque somos muy diferentes- dijo Ayumi con una lagrimita dramática en uno de sus ojos- Tú eres muy alto y yo soy… pequeñita.

- Eso no me importa Ayumi- dijo él con suavidad.

- Si que importa, no parecemos una pareja normal- dijo la joven con un puchero- Cuando estamos juntos yo parezco tu hermana pequeña y tu el hermano encargado de cuidar a su hermana pequeña por obligación.

- ¿Quién te ha dicho eso?

- No me lo ha dicho nadie, he llegado yo a esa conclusión- añadió Ayumi cruzándose de brazos, pareciendo aún más joven de lo que en verdad era- Yo no soy más que una enana y tu un gigante, y los enanos no podemos estar con los gigantes- intentó sonar sería, pero el tono de sus voz reflejaba todo lo contrario, parecía una escena cómica.

Choutarou rio sonoramente mientras Ayumi lo miraba enfurruñada. ¿Qué es lo que le hacía tanta gracia? Para ella era algo serio e importante y lo único que él era capaz de hacer era reírse como un loco. Ayumi frunció tanto el ceño que parecía que solo tuviese una única ceja, lo que provocó que Ootori continuara riéndose hasta el punto de que se le saltasen las lágrimas.

- Lo siento Ayumi, pero fue algo muy chistoso- dijo él dejando de reírse- ¿De verdad eso es tan importante para ti?- preguntó mientras la chica de pelo rosa asentía – Pues para mí no.

- Pues debería importarte, porque que clase de pareja somos cuando apenas te puedo besar porque no llego a tu boca- dijo ella sonrojándose notoriamente.

- Eso siempre tiene una solución- dijo el agarrándola de las axilas, levantándola y poniéndola de pie sobre el banco quedando justo a la misma altura- Ves ya está y si no te convence siempre puedo agacharme.

- Yo no quiero que cojas dolor de espalda por mi culpa- refunfuñó Ayumi lastimeramente.

- Me da igual, mientras pueda estar contigo Ayumi- añadió Choutarou abrazándola por la cintura- Me da igual el dolor de espalda, que seas más pequeña que yo, me gustas así- dijo dedicándole un esplendida sonrisa.

- Choutarou… siempre tienes las palabras indicadas para hacerme sentir mejor ¿Cómo lo haces?- preguntó la chica de ojos azules sonriendo.

- Yo solo estoy siendo sincero- añadió Ootori-Por cierto si fueses mi hermanita pequeña, serías la hermanita más bonita de todo el mundo.

- Chouta… no digas esas cosas, me dan vergüenza- dijo Ayumi tapándose la cara con ambas manos.

- Te he dicho la verdad Ayumi- susurró Choutarou en el oído a la pequeña de los Shishido.

El chico de los ojos color café apartó las manos de Ayumi de su cara y miró aquel rostro anguloso y perfecto que tenía delante. Ella tenía las mejillas suavemente teñidas de un color bermejo, sus ojos brillaban de la emoción y tenía los sentimientos a flor de piel. Acercó lentamente su rostro al de la chica, y la besó suavemente, apoyando sus manos en la cintura de ella. Ayumi entrelazó sus brazos alrededor del cuello de Choutarou, para intensificar su primer beso de amor.

- Ayumi, para mí eres perfecta…- musitó Choutarou separándose un poco de la muchacha de ojos azules - Te quiero.

- Yo también- dijo Ayumi.

Así termina esta bonita historia, con dos enamorados abrazados debajo de la dulce sombra de un árbol de Sakura con el atardecer de fondo iluminándolos tenuemente mientras compartían sus sentimientos más verdaderos.

***

¿Vosotros que creéis? ¿Serán capaces de olvidar sus complejos?

Solo el tiempo lo dirá.


Hasta aquí el one-shot.Siento no haber puesto un poco de celos de hermano, pero es que no quería que el one-shot fuese inerminable XD. Si tenéis alguna duda sobre el vocabulario o alguna otra cosa como ortografía díganlo, nunca es tarde para aprender algo nuevo.
Cuídense
adiositooooooooooooo