My Dear Doll
#01 - Un extrovertido color verde
Lo detestaba, lo detestaba y mucho. Había hecho un viaje de miles de kilómetros para llegar hasta ese lugar y ¿Cómo la recibían? Con una lluvia que mojaba toda su ropa y humedecía sus articulaciones de muñeca. Oh, bien, había escuchado maravilla tras otra de lo que era la tierra de Japón cuando estaba escondida en el barco que viajaba hacia esa isla volcánica. Pero llegar y encontrarse con eso, no, no lo aceptaba.#01 - Un extrovertido color verde
No solo eso, en el camino que le ordenaba su cuerpo para seguir se había encontrado con muchos obstáculos no deseados. Como cuando una madre le arrebato de las manos de su pequeña niña que la había recogido del piso de un parque abandonado diciendo que estaba sucia, el color verde de su cabellera no le daba mucha confianza y que podría traer enfermedades. ¡Genial! La estaban tratando como si fuese el virus de alguna enfermedad mortal ¿Qué le podía hacer una indefensa muñeca? Igual no fue el hecho del comentario de la madre el que más le molesto, si no las lagrimas de la pequeña niña que se había ido con la ilusión de tener una muñeca nueva.
Se golpeo la cabeza con su diminuta mano, debería seguir avanzando antes de que anochezca, quedarse en un lugar tan público como un parque solo le traería más problemas.
Unas campanas sonaron cerca de donde estaba aturdiéndola ligeramente. Sin darse cuenta su cuerpo la llevo a lo que parecía ser un instituto secundario y las campanas que habían sonado recientemente eran señal de que pronto todos los alumnos saldrían de sus clases. Eso solo traía malas noticias para ella: tendría que esconderse en algún lugar rápido antes de que algún estudiante la pisara o descubriera caminando.
Fue rápidamente hacia unos arbustos, escondiéndose en ellos y embarrándose hasta la cadera. Esa era otra de las cosas que odiaba de la lluvia, ensuciarse más de lo debido. Pero aun así, con su simple cuerpo de alrededor de 17 centímetros esconderse en esa clase de lugares era lo más fácil del mundo, además de que la cabellera ayudaba en el tema del camuflaje. Desde su escondite logró ver a la inmensidad de alumnos salir hacia sus respectivos hogares mientras que algunos se quedaban en sus actividades extra programáticas. Cada uno por su cuenta.
- ¿Qué demonios…? – susurro la muñeca siendo esta las primeras palabras que decía desde ya algún tiempo.
Un extraño sentimiento la invadió, era como si recordara lejanamente un pasado que no era el de ella pero que de alguna forma sentía que le pertenecía. Se quedo quieta, vagamente recordaba que ese sentimiento lo había tenido ya hace bastante tiempo, no recordaba cuando ni donde, pero recordaba que en algún momento se había sentido de esa misma forma
- Nya? Mira eso, Oishi! – Una voz masculina muy cerca de ella la alarmo y se dejo caer ligeramente para hacer su acto de ‘muñeca normal’. Un chico pelirrojo abrió delicadamente los arbustos para encontrarla.
- ¿Qué pasa, Eiji? – Pregunto curioso el acompañante del chico, intentando ver sobre el hombro de este lo que le había llamado la atención. Tenía los paraguas de ambos en las manos que los cubrían de la lluvia que aun no daba señales de querer parar.
El chico pelirrojo, quien según su acompañante se llamaba Eiji, miro con asombro a la muñeca. Le gustaba, nunca había visto tal belleza en toda su vida y estaba anonadado con lo que veía.
-¿Una muñeca? – Pregunto su amigo, Oishi, despertándolo de la pequeña ensoñación en la que se había quedado el pelirrojo.
Levanto la muñeca delicadamente, intentando que ninguna parte de ella se quedara enganchada con alguna rama de la planta y sufriera un accidente, y la observo, ya en su mano con más detenimiento.
- Es linda ¿verdad? – le dijo con una gran sonrisa a su amigo, orgulloso de haber encontrado tal tesoro.
- Cierto, ¿pero que se supone que harás tu con una muñeca? – respondió mirándolo con intriga. Después de todo era un chico y ese era un juguete de chica, ¿no?
- ¿Y-Yo? ¡Nada! S-Solo que estaba pensando en regalársela a Misa-chan por su cumpleaños, ¿no es buena idea? – Era mentira y su acompañante del extraño peinado negro lo sabía, pero suspiro e ignoro cualquier cosa.
- Es cierto, el cumpleaños de Misaki-chan será dentro de poco. – Se volvió a fijar en la muñeca -Si se lo piensas regalar es mejor que la laves primero – dijo, señalando las ropas y piernas de la muñeca.
Ese simple comentario hizo que la muñeca comenzara a procesar en su cabeza lo que acababa de decir ese tal Oishi. ¿Un baño? Vale, lo necesitaba y urgente, si negara eso estaba claro que iba a ser una mentira. ¿Pero que alguien la lave a ella? Oh, no, eso no.
- Tienes razón… - afirmo mirando a la muñeca. Saco un pañuelo de su bolsillo y envolvió con cuidado las partes en la que más sucia estaba y la metió en la mochila en un lugar que él consideraba seguro para ella.
- Por fin sola – pensó la muñeca al estar ya dentro de la mochila y sin la mirada de alguien más. Un leve movimiento se hizo presente poco después, indicándole que el chico había empezado a caminar.
Otra vez el comentario del chico pelinegro regreso a su cabeza y rápidamente los colores se le subieron al rostro e intento ahogar un grito de nerviosismo. ¡No quería eso! Que un chico como él la bañara era lo peor que le podía pasar.
- ‘¿Un chico cómo él?’ – Pensó inmediatamente.
No, no era el hecho de que un chico la lavara, después de todo, anteriormente un montón de sus Amos la habían lavado y varios de ellos habían sido hombres. Pero ahí estaba el problema.
- ¡Waaaaa! ¡No quiero! – se sujeto la cabeza sin darse cuenta de que había hablado en voz alta.
- ¿Escuchaste algo, Oishi? – Pregunto a su compañero parando su caminar, y mirando para todas partes.
La muñeca se tapo la boca, ¿Acaso había un ser más estúpido que ella? Se suponía que era una simple muñeca, no podía hablar y mucho menos gritar como lo había hecho. Solo a ella le podía pasar esa clase de cosas.
- No, no lo creo
- Mph… entonces habrá sido mi imaginación…
Su rostro no se mostraba convencido, estaba seguro de haber escuchado una voz femenina muy cerca de ellos. Siguió caminando junto a su amigo quien había parado unos pasos más al frente.
- Debe ser la falta de sueño – comento bostezando – No pude dormir ni un poco en toda la noche pensando en que regalarle a Misa-chan~
-¿Quién es ‘Misa-chan’? – una curiosidad invadió a la muñeca cuando ya la vergüenza por lo sucedido había desaparecido, prestando un poco más de atención a la conversación que mantenían los chicos.
- ¡Eiji! Sé que estas preocupado por eso pero no dormir lo suficiente podría hacerte mal – Le regaño como era de costumbre Oishi. Parecía una madre retando a su hijo.
El pelirrojo simplemente rio divertido ante el gesto – descuida, ahora que no tenemos entrenamientos de tenis por la lluvia podre dormir un poco más.
El otro no pudo objetar nada en su contra, era cierto, ya que la lluvia torrencial había arruinado su entrenamiento diario en el club de tenis tendría toda la tarde libre para descansar lo que no pudo la noche anterior.
- Maldicion – pensó la muñeca empezándose a acomodar en el estrecho espacio que le daba la mochila.
Un frio pensamiento rodo en la cabeza de la muñeca, ¿y si el chico se quedaba con ella? ¿Y si la empezaba a cuidar? Acaso…
‘¿Él será mi nuevo amo?’
La peli verde quedo en shock, no había tenido un amo en largos años y las veces que tuvo uno cosas malas le sucedieron a ella. Siempre que tenía un nuevo dueño y descubría el cambio de forma que podía hacer, la rechazaban de una forma que le asustaba de solo recordarlo. No quería que aquel pelirrojo que le había caído bien empezara a reaccionar como lo habían hecho los demás, le dolería y mucho tener que revivir aquellas épocas. Tenía que hacer algo antes de que él empiece a cuidarla y ya no haya vuelta atrás.
- ¡Llegue a casa! – anuncio el pelirrojo mientras entraba a su casa
¿Tan pensativa estaba ese día la muñeca como para no darse cuenta de que el chico ya se había separado de su amigo y había llegado a su casa? Bien, el repentino plan de escape que se había ideado hace un par de segundos ya no podría realizarse.
- Ah, bienvenido a casa, Eiji – saludo una chica sentada cómodamente en el sofá del salón, que por la apariencia era su hermana mayor.
- ¿Y los demás?
- Parece que la abuela enfermo y Mama, Papá y nii-san fueron a ver como estaba… - La chica se dio vuelta prestando atención al televisor prendido mientras le hablaba, pero aun así se pudo hacer una idea de la expresión que puso su hermano con respecto a la situación de su abuela –No te preocupes, Abuela ya está mucho mejor así que no hay de qué preocuparse
- Que alivio – suspiro mucho más tranquilo – y Misa-chan y Chibi-chan?
- Misaki… - hizo memoria - llamo para avisar que se quedaba a dormir en la casa de su amiga, y Chibi-chan está durmiendo.
- Entonces – la muñeca había estado prestando atención a la conversación mientras veía por un pequeño espacio en la mochila – Misaki es su hermana… y son… 5 hermanos en total… que gran familia – pensó.
El chico subió a su habitación, luego de tomar algunas tostadas de la cocina para una improvisada merienda, y dejo su mochila a un lado de la cama mientras él se tiraba boca arriba sobre esta siendo observado por la curiosa mirada ámbar de la muñeca, que, al contrario de los celestes del chico, que se mostraban cada vez mas cansados y estaba por caerse rendido en los cómodos brazos de Morfeo y la muñeca estaba festejando internamente por ese hecho ya que si se dormía tenía la oportunidad perfecta para escaparse de ese lugar.
Pero el destino parecía odiarla.
- ¡Es cierto! – pego un salto en su cama y se arrojo sobre la mochila. – Casi te olvidaba
La muñeca estaba inerte de vuelta, reprimiendo todas las maldiciones posibles que se le habían cruzado por la cabeza. Otra vez fallo su intento de huir. Eiji la tomo en su mano y saco el pañuelo con el que la había envuelto.
- Realmente está sucia… - dijo moviéndola para verla mejor – Tendré que lavarla ahora antes de que se arruine.
- ¡Olvídalo, simplemente olvídalo! – gritaba mentalmente mientras era llevada por el pelirrojo hacia un cuarto de lavado – ¡¿Enserio estas pensando en bañarme!? – se sonrojo muy fuertemente al ver la respuesta: Eiji ya estaba preparando un recipiente con agua.
Por parte de él, al haber dejado la muñeca sentada de modo de que sus cabellos ocultaran gran parte de su rostro, no se dio cuenta del sonrojo de la peli-verde, y fue preparando rápidamente todo lo necesario para dejar como nueva a aquella muñeca que había encontrado. Al conseguir todo comenzó a sacarle la ropa a la muñeca –quien interiormente se debatía entre gritarle pervertido y salir huyendo o hacerlo luego del baño cuando ya estuviera limpia para salir de ese lugar-.
- ¡Maldición! – Intentaba seguir teniendo esa mirada extrovertida característica de ella pero dentro de ella se sentía morir de la vergüenza -.
- Realmente se parece a esas muñecas que salen últimamente… – comenzó a limpiarle cuidadosamente las piernas, sacándole todo el barro que había acumulado por la lluvia - …y son muñecas bastante buenas… el que te abandono debe estar bastante preocupado, ¿eh? – comento sonriente como si estuviera hablando con alguien.
Ya terminando de lavarle el cuerpo la puso de espaldas y comenzó con verde cabello que tenia, lavándolo con un poco de cremas especiales que había sacado a escondidas d sus hermanas.
- ¿Alguien preocupado por mi? – Ya había pasado lo peor, pensaba, así que su mente estaba más tranquila – no lo creo – murmuro demasiado bajo para los oídos del pelirrojo quien volteo para todos lados esperando a que no sea su hermana la que habló. – Ya no hay vuelta atrás – su mirada cambio a una de tristeza sintiendo como el pelirrojo terminaba de bañarla.
Es cierto, ya no había vuelta atrás, ese simple cuidado y la muestra de cariño que Eiji le había dado a la muñeca era suficiente para que su cuerpo supiera quién es su nuevo dueño ahora. ¿Y qué había pasado del plan de escape? Fácilmente podría hacerlo cuando todos se vayan a dormir, pero en ese instante se dio cuenta de que no quería separarse de él. Era una masoquista, por fin lo admitía. Quería sentirse amada de alguna forma, sentir que era lo más importante para alguien, fuese el costo que fuese.
-¿Podrás… – El chico le estaba secando el rostro delicadamente así que aprovecho para poder mirarlo a la cara - …amarme?
Eiji notó el cambio en la expresión de la muñeca, que ahora tenía un brillo de tristeza en sus ojos, pero lo ignoro, pensando en que era una ilusión a causa de las pocas horas de sueño que tubo. La envolvió en una toalla para que se secara más rápido y, luego de ordenar todo para que nadie se diera cuenta de lo que sucedió en ese lugar, se fue a su habitación.
Dejo a la muñeca envuelta en la toalla debajo de su cama, lugar en donde ninguno de sus hermanos buscaría alguna cosa. Se cambio rápidamente de ropa y se volvió a tirar sobre la cama sacando algunos crujidos de ella, y minutos después cayó en los brazos de Morfeo sin darse cuenta de nada.
¿La muñeca? Estaba más preocupada de mantener su cuerpo totalmente cubierto con aquella toalla porque debajo de ella estaba sin nada, toda su ropa fue lavada por el muchacho y en esos momentos se estaba secando, así que cuando salió un poco a espiar lo sucedido se encontró con que el chico ya estaba completamente dormido.
- uff... – Suspiro viendo como el chico dormía completamente destapado – pescara un graaaan resfriado si duerme así…
Estaba completamente dormido, así que no vería el cambio que la muñeca iba a hacer. Su cuerpo rápidamente comenzó a crecer hasta llegar a la altura de una adolecente normal, solo sus articulaciones de muñeca en los codos, rodillas, muñecas y torso la delataban, se volvió a tapar su cuerpo con la toalla, agradeciendo al cielo que Eiji le había dado una toalla bastante grande para esconderla en ella, y luego comenzó a intentar tapar al pelirrojo con la sabana de la cama.
- Listo… - dijo con una sonrisa mientras miraba como el chico roncaba con una pequeña curva en sus labios. Le parecía muy tierno verlo de esa forma y sin darse cuenta se quedo sentada en el piso, apoyando sus brazos y cabeza en la cama para observarlo-.
¿Podrá seguir viendo estos momentos tiernos si él descubre su secreto?
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Proximo Capitulo:
• - ¿¡Un fantasma?!
• - Nunca volveré a ver el salón de música de la misma forma.
• - ¡Shishido-senpai, espera! Olvide mi violín en el salón de música!
#02 - La sinfonía de nuestra melodía
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