Kokoro no Arashi - Capìtulo 01

—No, me niego rotundamente —sentenció el chico, mirando desafiante a su padre.

—No es algo que puedas escoger —le respondió sin darle mucha importancia a las réplicas del muchacho—. Sabes que es lo mejor para el Reino.

—¡Pero no tengo por qué casarme para ser un buen Rey!

—Cariño, respeta a tu padre —dijo la mujer que estaba sentada junto al más viejo de los presentes.

Si, hubiera seguido protestando, pero contra su madre no había mucho de decir.

—Tch —fue su último comentario antes de abandonar la gran habitación.


Los rumores no tardaron en rondar por los pasillos de aquel enorme palacio ya algo desgastado por los años, que con una gran velocidad cayeron sobre los oídos de uno de los sirvientes del lugar.

—¿El Príncipe se va a casar? —preguntó incrédulo, dejando caer el hacha sobre un trozo de madera cortándolo exactamente por la mitad.

—Si, eso andan comentando por el palacio.

—¿Y con quién?

—No tengo ni la menor idea. Parece ser una princesa de un Reino bastante lejano —respondió el muchacho, dándole otro mordisco a su manzana—. Bien, yo seguiré en mi trabajo.

—Como digas, Shishido —volviendo a colocar un nuevo leño para próximamente ser cortado—. Nos vemos a la cena…

Y justo cuando vio al morocho perderse entre los bien cuidados arbustos del palacio, salió corriendo como si lo persiguiese el mismísimo diablo. Sí, debía encontrarla y evitar que se enterara de esa noticia, o por lo menos, intentar de decírselo de una manera… “sutil”.


—¿Mando a llamar, Rey? —preguntó, dando una reverencia en forma de respeto y de inferioridad.

—Ajá —dijo con desdén, al mismo tiempo que daba una señal con la mano para que la chica dejara aquella posición—. De seguro lo habrás escuchado, y sí, aquellos rumores son ciertos.

La jovencita, al no comprender a lo que se refería, puso una cara de confusión.

—Lo lamento señor, pero… ¿rumores? ¿A qué se refiere?

—Mi hijo mayor va a casarse —le respondió, sin percatarse del daño que le causó a la muchacha—, y como verás, su prometida llegará dentro de los próximos días. Quiero que tú, como criada de este castillo, te encargues de ella y tengas todo preparado.

—Como ordene, Su Majestad.

—Puedes retirarte.

Y del dicho al hecho, la muchacha salió de aquel enorme salón; pero justo al salir, se encontró con la mirada de su mejor amigo, aquel muchacho pelirojo.

—¿Ya te enteraste?

—¿De que el Príncipe va a casarse? Sí, me lo acaba de comentar el Rey, Eiji —le respondió sonriente—, ¿no crees que será beneficioso para el Reino?

—Ayumi —intentó protestarle a su amiga, aunque supiese que fuera imposible.

—¿Si? —percatándose de lo que los ojos del muchacho intentaban transmitir—. Oh, no. ¿De nuevo piensas insistir con eso? —le preguntó, al mismo tiempo que empezaba a caminar por el enorme pasillo—.Es prácticamente imposible que yo sienta algo por el Príncipe, y lo sabes.

—¿Pero que tendría de malo? —cuestionó, siguiéndola unos pasos más atrás.

—¿Qué yo soy sólo una sirvienta más, y él es el heredero al trono? ¿Qué otro fundamento necesitas?

—¡Ayumi!

—De todas formas, si sintiera algo, cosa que no es verdad, no hay nada que hacerle. Ya está decidido —dijo, doblando en una de las tantas esquinas, casi llegando a la cocina—. Ahora, déjame trabajar. El Rey me acaba de informar que tengo más trabajo, y tengo que ayudar con la cena.

El chico sólo pudo dar un largo suspiro, y dejando marchar a la pelirosa, se dirigió al exterior de aquel enorme edificio para retomar con su labor: cortar leña.

¿Cómo su amiga podía ser tan… “cabeza dura”? Él no quería hacerla sentir mal, sólo quería ayudarla de una u otra forma. Porque él, a pesar de todo, comprendía lo que era estar en su lugar.


—¿¡Ryoga-baka-nii se casará!? —prácticamente chilló la muchacha.

—Hai, Hito-neesama —le respondió su hermana menor, que concentrada, leía un libro en uno de los enormes sillones de la sala.

—Wuah! No puedo creerlo. ¿Ese idiota realmente va a casarse? ¡Pobre chica! Realmente no le deseo eso a nadie —respondió medio en broma, burlándose de su ausente hermano—... ¿Es alguien que ya conocemos?

—Nope. Oto-sama ha arreglado los detalles a través de cartas —le volvió a contestar, sin siquiera separar la mirada de su lectura—. La muchacha parece vivir en otro país.

—Ya veo… —dijo, echándose otro de los dulces chocolates a la boca.

—Cambiando de tema, ¿haz recibido nuevas noticias de Amaya-oneesama?

La peliverde sólo negó con la cabeza levemente.

—Hace ya un tiempo que no ha mandado alguna carta, pero de seguro todo anda bien. Con lo que ya había mencionado, pareciese que no se llevaba muy bien con su prometido; pero podría asegurar que le gusta.

—Ya sabes, le encantan los desafíos.


—¿Sucede algo-dashii? —preguntó, mirando de reojo a su hermana cortar una de las patatas sin alguna expresión en el rostro.

…

—¡Pinky!

—¿A-ah? —dijo saliendo de aquel pequeño trance.

—Te pregunté si sucedía algo.

—Ah, no, nada, ¿por qué lo preguntas, Kenta?

—¿Porque soy tu hermano mayor? —y más que preguntar, afirmaba aquello—. Sé lo que sucede. Es una gran noticia y corren rápidos los rumores.

—Oh, no, ¿tú también?

A Kenta le extrañó el uso del “también” en aquella oración, pero tenía la pequeña sospecha de saber de quién se trataba.

—Te conozco desde que naciste, ¿no crees que sabría leer una mentira tuya? Claro, ignorando el hecho de que ni sabes mentir.

—Mou~! —Ayumi infló una de sus mejillas en un puchero algo infantil— No es necesario que hablemos de ello, ¿bien? Preparemos la cena.

—Como tú quieras-dashii.


Unos leves rayos del sol se colaban entre las frondosas ramas de los árboles dando de lleno contra una pequeña cascada que adornaba aquel hermoso paisaje. Un chico de brillantes cabellos verdes se encontraba en el lugar, y junto a él, uno de los caballos más finos y elegantes del reino, que tranquilamente comía algunas plantas de por allí.

—¿Interrumpo algo? —se escuchó decir detrás de él, pero con el simple hecho de escuchar la voz, ya sabía de quién se trataba.

—No —respondió secamente el menor, sin siquiera dirigirle la mirada.

Su hermano sólo dio un pesado suspiro y se apoyó en el tronco del árbol más cercano, mientras que de reojo veía al peliverde lanzar desganadamente unas piedras al agua.

—Me casaré —anunció de la nada.

El otro chico sólo exteriorizó un bufido.

—¿Y quién es la desafortunada?

—Eso es lo peor —continuó—, porque no tengo ni la menor idea.

Un pequeño silencio reinó entre ambos, silencio que les sirvió para admirar los suaves ruidos de la naturaleza.

—¿No me dirás nada?

—… No.

—Jé, lo sabía.


Recibió un pequeño sobre blanco de las manos del mensajero. Al leer el remitente de la carta se sorprendió levemente, y sin esperar un segundo, abrió aquel papel para leer su contenido.

—¿Qué dice, querido? —le preguntó su mujer que estaba sentada al lado suyo.

—Mañana.

La mujer lo miró sin comprender.

—La prometida de Ryoga llegará mañana.






Eeehm xd Bueno, aquí yo con otro Fic :3 con el cual también de seguro me secaré y quedaré ahí xD Pero, prometo terminarlo algún día =D

En fin! :3 La idea ya la tenía en mente hace... muchísimo tiempo. Será... ¿un año? Sí, más o menos. Pero hace como tres días me dieron demasiadas ganas de plasmarlo en Word xD así que... aquí está el resultado :3

En el primer capítulo se ven... varios personajes, más de los que suelo manejar; y eso, que aún faltan varios, créanme. Pero bueno :3 ya se ve la trama bien definida xD pero, necesitaba escribir, aunque fuera una vez, algo de Princesas y Príncipes muy al estilo Disney ><

Pero ya xD tampoco quiero aburrirlas con esto xD así que dejo hasta ahí :3 espero a alguien le guste!
See you!

~ A · Y · U · M · I ●