—K-Kenta~ —lloriqueó Ayumi mientras ingresaba a la cocina— no pude encontrar lo que me pediste. Busqué por todas partes y no di con ellos.
El muchacho sonrió levemente.
—Jé, sí. Me acordé que los tenía guardados en el estante de acá.
La pelirosa infló sus mejillas.
—Mou~ y una buscando como tonta —protestó.
Kenta levantó una ceja ante tal mentira de su hermana… ¡La había visto conversar con el Príncipe, por Dios!
—Lo lamento —contestó tragándose un poco de su orgullo.
La hija menor del Rey volvió a mirar el gran reloj de la habitación. 38 minutos ya… Pensó para sus interiores luego de haber sacado unos pequeños cálculos matemáticos sin mayor problema.
Pasó a la siguiente hoja de su libro intentando, de una buena vez, concentrarse en su lectura y no pensar en lo
que podría estar haciendo su hermana mayor.
Con cierta suavidad sintió cómo era abierta la puerta, y no se sorprendió al ver a Hitomi entrar con cierto nerviosismo.
Kyasurin se aclaró la garganta, tanto para ser notada por su hermana, y a la vez, para prepararse para hablar.
—¿Puedo saber dónde estabas, Hiton-nee? —preguntó levantando una ceja inquisitiva.
La muchacha se tardó un momento en responder.
—P-Por ahí… —dijo finalmente, pero luego de unos segundos continuó hablando— Quiero decir que… andaba dando una vueltecita por los jardines del palacio.
Los nervios eran evidentes en la voz de la peliverde.
—Ya veo —respondió de forma seria, pero casi de inmediato exteriorizó una sonrisa— Ne, ¿quieres ayudarme a buscar un libro?
—C-Claro~
Kyasurin prefirió no seguir cuestionando a su hermana. Le parecía sospechosa la actitud de Hitomi, y más teniendo en cuenta que la habitación tenía una excelente vista hacia los jardines, y durante los cuarenta minutos no había visto ni señales de una cabellera verde por ahí…
Algo raro sucedía…
Suspiró por enésima vez en esa hora. Comprendía a la perfección lo que significaba servir al Rey, pero tenía que admitir que lo que más odiaba era el hecho de ir de compras.
…Y no, antes de que se lo imaginen, no es “compra de ropa”, no, ¡ni siquiera yo puedo imaginarme a Ryou Shishido en un centro comercial viendo ropa! Pero en fin… volviendo a la trama.
El cocinero principal [a.k.a su hermano gemelo] le había dado un “pequeño” listado de las cosas que necesitaría; y gracias a Dios a Eiji se le había ocurrido la brillante idea de llevar una carroza del Palacio, sino, qué lío.
—Nyah, Shishido, voy a comprar el pescado que encargó Kenta, ¿vale? —y antes de recibir una respuesta, ya se había perdido entre la gran multitud de habitantes.
Volvió a suspirar. Ahora o nunca…
Dudó un par de segundos, pero finalmente se decidió a tocar la puerta, y casi de inmediato sintió unos pasos que se acercaban a él desde el interior de la habitación.
—¿Si? —cuestionó Momoshiro abriendo la puerta, y al darse cuenta quién era la persona que había llamado, se inclinó en una reverencia— S-Su ateza…
—¿Se encuentra Kiyomi-san?
—H-hai, espere un momento.
El joven muchacho de ojos violetas iba a ingresar nuevamente a la habitación, pero la fuerte voz del Príncipe lo detuvo.
—No —sentenció—, dígale que la espero en el establo.
Y se fue.
Se sonrojó de sobre manera al verlo caminar hacia ella. Si, hacia ella, Kira Hatake, una chica normal que simplemente no destacaba en nada. Comenzó con sus nervios y sin querer botó una cesta de manzanas que tenía junto a ella.
El chico castaño curvó sus labios en algo que no me atrevería a llamar como “sonrisa”, pero se le acercaba en fin de cuentas, cuando una de las frutas rojas chocó con su pie.
—¡L-lo lamento muchísimo! —contestó la muchacha rubia al percatarse de su descuido.
—Tch, deberías tener más cuidado —comentó recogiendo la manzana del suelo —, ¿te molesta si me la llevo?
La chica sólo pudo negar con su cabeza.
—Gracias —fue que contestó antes de marcharse.
Kira sólo suspiró. Siempre lo veía pasar por allí, pero, ¿y ella? Sólo podía quedarse en el puesto de frutas de su padre dejando pasar las horas para que volviera a pasar aquel muchacho.
—Mou, Shishido, hasta que te encuentro —le reprochó cierto pelirojo—, ¿vámonos?
—Vamos.
Que al parecer, se apellidaba Shishido.
¿Y él? Sólo podía planificar algo casual para ir a ver a la muchacha de cabellos rubios.
—¡Kira! —llamó un señor a la distancia, que parecía ser su padre— Necesito que traigas las cajas de atrás.
—H-Hai!
Que tenía como nombre Kira.
—A-yu-mi~ —canturreó Hitomi ingresando a la cocina.
—¡H-Hitomi-sama! —semi-chilló la nombrada dejando caer el cuchillo con el cual picaba unas fresas—, ¿qué hace por acá?
—Estaba aburrida en mi habitación —comentó como si nada—, así que te vine a molestar un rato, ¿puedo?
La pelirosa suspiró con pesadez.
—Ya está aquí, ¿no? —sonrió.
—Yuhu~ —exteriorizó en forma de emoción, al mismo tiempo que le quitaba una fresa a su sirvienta—, ne~ ¿ya le diste de comer a los animales?
—Estoy por empezar —comentó—, ¿le gustaría acompañarme?
—Hai! —sonrió— ¿Podemos empezar por los caballos?
—Como guste, Princesa.
Caminó entre los pequeños cercos que habían en el lugar para cuidar de los caballos y evitar que escapasen. Observaba a su paso los caballos que habían, indicaban que el palacio era lo suficientemente grande y rico para cuidarlos a todos.
Pero…
¿Qué se supone que quería el Príncipe? ¿Por qué la había citado al establo?
Las respuestas no tardaron en llegar ya que el joven muchacho se divisó a la distancia cepillando a un hermoso caballo marrón.
—Hasta que llega, Kiyomi-san —dijo concentrado en su acción.
La muchacha se inclinó levemente en señal de respeto.
—¿Por qué me ha citado aquí, Ryoga-sama?
El muchacho la detuvo al hablar.
—No es necesario que sea tan formal —corrigió—, de todas formas, debemos congeniar de una u otra manera, ¿no?
La muchacha asintió. El príncipe prosiguió.
—La invité aquí porque pensé que sería buena idea empezar a sociabilizar entre nosotros —dejó un momento de silencio— ¿Ha montado un caballo alguna vez?
—No, mi Madre siempre me lo prohibió por pensar que sería “grotesco” ver a la Princesa en esas condiciones.
Ryoga sonrió levemente.
—Pero ahora tu madre no está con nosotros, ¿no?
-felicidad :'D- Hunm! Debo admitir que pensé que me demoraría más en continuar esto, pero qué importa~ En fin! Nueva conti *-* y si no recuerdo mal, en menos de cuatro días, yay! récord *-* (?) xD
Espero que este capítulo les guste :3 esta vez incluí a Kira en una escenita por ahí, espero le guste nwn Mientras que Surin-chan empieza a sospechar de la relación secreta entre su hermana y Kikumaru O: La duda es: ¿estará a favor o en contra de ellos? Imaginen, yo ni yo lo sé xD
Y eso es todo por ahora :3
Ja ne!
El muchacho sonrió levemente.
—Jé, sí. Me acordé que los tenía guardados en el estante de acá.
La pelirosa infló sus mejillas.
—Mou~ y una buscando como tonta —protestó.
Kenta levantó una ceja ante tal mentira de su hermana… ¡La había visto conversar con el Príncipe, por Dios!
—Lo lamento —contestó tragándose un poco de su orgullo.
Kokoro no Arashi
Capítulo 04
Capítulo 04
La hija menor del Rey volvió a mirar el gran reloj de la habitación. 38 minutos ya… Pensó para sus interiores luego de haber sacado unos pequeños cálculos matemáticos sin mayor problema.
Pasó a la siguiente hoja de su libro intentando, de una buena vez, concentrarse en su lectura y no pensar en lo
que podría estar haciendo su hermana mayor.
Con cierta suavidad sintió cómo era abierta la puerta, y no se sorprendió al ver a Hitomi entrar con cierto nerviosismo.
Kyasurin se aclaró la garganta, tanto para ser notada por su hermana, y a la vez, para prepararse para hablar.
—¿Puedo saber dónde estabas, Hiton-nee? —preguntó levantando una ceja inquisitiva.
La muchacha se tardó un momento en responder.
—P-Por ahí… —dijo finalmente, pero luego de unos segundos continuó hablando— Quiero decir que… andaba dando una vueltecita por los jardines del palacio.
Los nervios eran evidentes en la voz de la peliverde.
—Ya veo —respondió de forma seria, pero casi de inmediato exteriorizó una sonrisa— Ne, ¿quieres ayudarme a buscar un libro?
—C-Claro~
Kyasurin prefirió no seguir cuestionando a su hermana. Le parecía sospechosa la actitud de Hitomi, y más teniendo en cuenta que la habitación tenía una excelente vista hacia los jardines, y durante los cuarenta minutos no había visto ni señales de una cabellera verde por ahí…
Algo raro sucedía…
~*~
Suspiró por enésima vez en esa hora. Comprendía a la perfección lo que significaba servir al Rey, pero tenía que admitir que lo que más odiaba era el hecho de ir de compras.
…Y no, antes de que se lo imaginen, no es “compra de ropa”, no, ¡ni siquiera yo puedo imaginarme a Ryou Shishido en un centro comercial viendo ropa! Pero en fin… volviendo a la trama.
El cocinero principal [a.k.a su hermano gemelo] le había dado un “pequeño” listado de las cosas que necesitaría; y gracias a Dios a Eiji se le había ocurrido la brillante idea de llevar una carroza del Palacio, sino, qué lío.
—Nyah, Shishido, voy a comprar el pescado que encargó Kenta, ¿vale? —y antes de recibir una respuesta, ya se había perdido entre la gran multitud de habitantes.
Volvió a suspirar. Ahora o nunca…
~*~
Dudó un par de segundos, pero finalmente se decidió a tocar la puerta, y casi de inmediato sintió unos pasos que se acercaban a él desde el interior de la habitación.
—¿Si? —cuestionó Momoshiro abriendo la puerta, y al darse cuenta quién era la persona que había llamado, se inclinó en una reverencia— S-Su ateza…
—¿Se encuentra Kiyomi-san?
—H-hai, espere un momento.
El joven muchacho de ojos violetas iba a ingresar nuevamente a la habitación, pero la fuerte voz del Príncipe lo detuvo.
—No —sentenció—, dígale que la espero en el establo.
Y se fue.
~*~
Se sonrojó de sobre manera al verlo caminar hacia ella. Si, hacia ella, Kira Hatake, una chica normal que simplemente no destacaba en nada. Comenzó con sus nervios y sin querer botó una cesta de manzanas que tenía junto a ella.
El chico castaño curvó sus labios en algo que no me atrevería a llamar como “sonrisa”, pero se le acercaba en fin de cuentas, cuando una de las frutas rojas chocó con su pie.
—¡L-lo lamento muchísimo! —contestó la muchacha rubia al percatarse de su descuido.
—Tch, deberías tener más cuidado —comentó recogiendo la manzana del suelo —, ¿te molesta si me la llevo?
La chica sólo pudo negar con su cabeza.
—Gracias —fue que contestó antes de marcharse.
Kira sólo suspiró. Siempre lo veía pasar por allí, pero, ¿y ella? Sólo podía quedarse en el puesto de frutas de su padre dejando pasar las horas para que volviera a pasar aquel muchacho.
—Mou, Shishido, hasta que te encuentro —le reprochó cierto pelirojo—, ¿vámonos?
—Vamos.
Que al parecer, se apellidaba Shishido.
¿Y él? Sólo podía planificar algo casual para ir a ver a la muchacha de cabellos rubios.
—¡Kira! —llamó un señor a la distancia, que parecía ser su padre— Necesito que traigas las cajas de atrás.
—H-Hai!
Que tenía como nombre Kira.
~*~
—A-yu-mi~ —canturreó Hitomi ingresando a la cocina.
—¡H-Hitomi-sama! —semi-chilló la nombrada dejando caer el cuchillo con el cual picaba unas fresas—, ¿qué hace por acá?
—Estaba aburrida en mi habitación —comentó como si nada—, así que te vine a molestar un rato, ¿puedo?
La pelirosa suspiró con pesadez.
—Ya está aquí, ¿no? —sonrió.
—Yuhu~ —exteriorizó en forma de emoción, al mismo tiempo que le quitaba una fresa a su sirvienta—, ne~ ¿ya le diste de comer a los animales?
—Estoy por empezar —comentó—, ¿le gustaría acompañarme?
—Hai! —sonrió— ¿Podemos empezar por los caballos?
—Como guste, Princesa.
~*~
Caminó entre los pequeños cercos que habían en el lugar para cuidar de los caballos y evitar que escapasen. Observaba a su paso los caballos que habían, indicaban que el palacio era lo suficientemente grande y rico para cuidarlos a todos.
Pero…
¿Qué se supone que quería el Príncipe? ¿Por qué la había citado al establo?
Las respuestas no tardaron en llegar ya que el joven muchacho se divisó a la distancia cepillando a un hermoso caballo marrón.
—Hasta que llega, Kiyomi-san —dijo concentrado en su acción.
La muchacha se inclinó levemente en señal de respeto.
—¿Por qué me ha citado aquí, Ryoga-sama?
El muchacho la detuvo al hablar.
—No es necesario que sea tan formal —corrigió—, de todas formas, debemos congeniar de una u otra manera, ¿no?
La muchacha asintió. El príncipe prosiguió.
—La invité aquí porque pensé que sería buena idea empezar a sociabilizar entre nosotros —dejó un momento de silencio— ¿Ha montado un caballo alguna vez?
—No, mi Madre siempre me lo prohibió por pensar que sería “grotesco” ver a la Princesa en esas condiciones.
Ryoga sonrió levemente.
—Pero ahora tu madre no está con nosotros, ¿no?
-felicidad :'D- Hunm! Debo admitir que pensé que me demoraría más en continuar esto, pero qué importa~ En fin! Nueva conti *-* y si no recuerdo mal, en menos de cuatro días, yay! récord *-* (?) xD
Espero que este capítulo les guste :3 esta vez incluí a Kira en una escenita por ahí, espero le guste nwn Mientras que Surin-chan empieza a sospechar de la relación secreta entre su hermana y Kikumaru O: La duda es: ¿estará a favor o en contra de ellos? Imaginen, yo ni yo lo sé xD
Y eso es todo por ahora :3
Ja ne!
~ A · Y · U · M · I ●
Dom Oct 07, 2012 10:21 pm por Kath Law
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