Capítulo 2

Holitaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Muchas gracias por el apoyo, me alegra mucho que os haya gustado el primer capítulo, eso me anima a seguir escribiendo.
Sin nada más que decir aquí os dejo con el siguiente capítulo de esta historia de piratas.

Capítulo 2

Una hermosa chica dormía plácidamente en su camita mientras unos mechones de su castaño cabello caían descuidadamente por su rostro. Unos rayos de sol entraron repentinamente por toda la habitación. Ella en un auto reflejo se tapó la cabeza con las sabanas de su cama y se dio la vuelta hacia el lado contrario a los rayos del sol.

- Venga señorita Sakuno ya es hora de levantarse- dijo Kira destapando a la chica.

- Cinco minutitos más…- pidió ella acurrucándose.

- No podemos demorarnos más, su abuela ya ha llegado de su viaje y requiere de su atención- dijo la rubia intentando levantar a la castaña.

- Está bien – dijo la Ryûsaki haciendo pucheros.

- ¡Sakuno! ¿Qué horas son estas? Ya deberías estar lista para marcharnos- gritó una voz lejana.

- A… abuela, lo siento- dijo Sakuno con miedo yéndose hacia el armario de la ropa.

Delante de la puerta de la habitación de la chica había una mujer mayor, que la observaba con furia. Entre sus manos sujetaba una enorme caja azul y un ramo de rosas blancas.

- Sakuno te he traído un vestido de Italia, es la última moda entre las chicas jóvenes- explico la mujer- Pensé que te gustaría para el evento.

- Gracias abuela- dijo la chica cogiendo la enorme caja.

-Kira no pienses que me he olvidado de ti- la Ryûsaki se acercó a la rubia- Te he traído estas flores para ti.

- Muchas gracias- dijo la ojiazul cogiendo el ramo de rosas - son mis preferidas.

- Bueno chicas vístanse que tenemos que irnos ¡ya!

Sumire Ryûsaki cerró la puerta de la sala y caminó por el largo pasillo hasta llegar a unas escaleras de mármol. El sonido de sus tacones contra la piedra resonaba por toda la casa. Un ruido que a ella la relajaba, pero para otros era molesto y estresante. Se dirigió a la sala de estar, sumida en sus pensamientos, sin darse cuenta de que en una de las butacas estaba Kuranosuke Shiraishi. Con las piernas cruzadas, su cabeza apoyada en una de sus manos y con la otra sostenía el periódico que tan entretenidamente leía.

A pesar de que el cielo estaba cubierto de nubes grises, era un día muy caluroso y eso empezaba a hacer mella en los cuerpos de la gente. Shiraishi que pasaba una hoja tras otra no pudo contenerse y se desabrochó un par de botones de su camisa, dejando al descubierto parte de su perfecto pecho.

- Sumire ¿Qué tal le ha ido su viaje por oriente?- preguntó Kuranosuke cerrando el diario.

- El conflicto aún está presente, y la situación es complicada, pero todo se está solucionando- contestó la mujer sentándose en una silla.

- Perdone que la interrumpa, pero algo ha sucedido en Lorian, ¿Usted sabe algo?- preguntó el muchacho.

- Si, algo he sentido- contesto la Ryûsaki- Al parecer hay un grupo de vándalos por la ciudad que está robando a los ciudadanos.

- ¿Hay que preocuparse por ello?- continuaba preguntando Kuranosuke.
- La verdad, no lo sé- contestó ella- Las fuerzas de seguridad han capturado a unos cuantos y dicen que no hay que preocuparse de nada, pero…

- ¿Pero qué?

- Durante mi viaje me informaron de la presencia de piratas por las costas del mar mediterráneo y el océano atlántico- informó Sumire- Al parecer hay dos bandos, uno de ellos es inofensivo, tan solo roban dinero y se marchan sin hacer ningún tipo de daño, pero en cambio en el otro bando saquean y destruyen todo aquello que hay a su paso, reduciendo a cenizas todo lo que tocan.

- ¿Y usted sospechan que puedan ser piratas?

- No lo tengo claro, pero creo que sí- dudaba la Ryûsaki- Hasta el momento todas las ciudades atacadas son próximas a Lorian. Quien asegura que Lorian no es la siguiente en ser atacada, sobre todo ahora que estamos débiles por culpa la guerra.

- Ya veo – dijo Shiraishi- ¿Qué podemos hacer?

Sumire Ryûsaki no pudo contestar ya que las risitas de Sakuno y Kira se escuchaban por toda la casa. Las dos chicas bajaron las escaleras con paso tranquilo, entrelazando sus brazos de forma amistosa. Kuranosuke se quedó mirando a la abuela Ryûsaki, aun tenía preguntas por hacer, pero era mejor tratar el tema cuando Sakuno y Kira no estuvieran presentes.

- ¿Por qué esas caras tan serias?- preguntó Sakuno contenta mientras daba una vuelta sobre sí misma para que Sumire pudiera ver cómo le quedaba su vestido nuevo.

- Ya nos conoces, estábamos discutiendo sobre política- mintió Sumire, riendo sonoramente.

- Bueno ya podemos irnos- dijo la Hatake que había decorado su cabello con una de las rosas blancas que le había regalado la señora Ryûsaki.

- ¿Me permiten acompañarlas?- preguntó Shiraishi abrochándose la camisa.

- Claro- contestó Sakuno agarrándose del brazo de su abuela.



Una gran orquestra tocaba una alegre canción, mientras algunos invitados bailaban al ritmo de la música. Las carrozas iban y venían una tras otra mientras más gente llegaba al evento. La familia Ryûsaki al completo junto con Kira y Shiraishi llegó justo a tiempo al lugar.

- Es un placer recibir a una familia tan importante- dijo un muchacho dando la mano a Sakuno.

- El placer es nuestro, Arai- dijo Sumire.

- Llegan justo a tiempo para el espectáculo- dijo Arai guiándolos hacia el lugar de donde provenía la música.

Unos sonidos muy exóticos embriagaban el ambiente causando en los oyentes un estado de enajenación, transportándolos a otro lugar. De repente las enormes puertas del recinto se abrieron de par en par provocando que toda la gente dejara de bailar. De detrás de la puerta apareció una chica de melena rojiza y de semblante serio. Sus ojos verdes chocaron con los de Arai, mientras a su alrededor, las miradas de todos los invitados se clavaban en ella. Sus largas y torneadas piernas, apenas cubiertas por una faldita, avanzaban hasta su objetivo, sin detenerse ante ningún obstáculo que hubiese en el camino.

- ¡Paren la música!- ordenó el juez al encontrarse a la hermosa chica delante suyo- ¿Quién eres?

- Soy Hikaru Fujiwara, miembro del ejército de Lorian- informo la chica cruzándose de brazos.

- ¿Qué es lo que quieres? No ves que estamos de celebración- preguntó el joven molesto.

- Hemos capturados a tres personas…- empezó a decir la pelirroja, pero fue interrumpida.

- Si no es de extrema importancia ya puede marcharse- comunicó Arai con voz autoritaria- Ya trataremos este tema mañana.

- Señor es de suma importancia- intentó decir Hikaru con tranquilidad

- ¿Qué es tan importante como para interrumpir mi cumpleaños?- preguntó Sasabe perdiendo la compostura.

- ¡Son piratas!- chilló la chica de ojos de ojos verdes.

Los murmullos y las miradas llenas de miedo no tardaron en hacerse presente entre los asistentes a la celebración, que no sabían si quedarse allí donde estaban o marcharse corriendo a sus casas y esconderse allí hasta que el temor pasase. Arai se levantó de su silla, se dirigió a Hikaru y le ordenó:

- Lleva a los prisioneros a la antigua cárcel cerca del mar.

- De acuerdo, señor juez- acató la pelirroja.

- Además, prepara las cuerdas- pidió el juez



Gracias por leeros esta historia. Eso sí, si no entendeis algunas de las palabras que escribo decídmelo, por favor, porque a veces pongo palabras propias de donde yo vivo y en otros lugares no se entienden.
Cuídense
Adiositoooooooooooo